martes, 16 de septiembre de 2014

Clausurar centros en la primavera cultural (Publicado en Miradas al Sur)


por Andrés Imperioso y Lautaro Alonso



Pocas semanas atrás, el gobierno nacional anunció la creación del Ministerio de Cultura y la designación de la cantante popular Teresa Parodi para estar al frente de la cartera. Esta decisión se añade a la lista de iniciativas como la ley de música, la protección a las revistas culturales, los puntos de cultura y, sobre todo, la ley de medios. Estas acciones, de diferente índole, se enmarcan en un determinado proyecto de cultura y sociedad. Este proyecto, que también se encuentra históricamente en el ideario socialista, se define por su carácter democratizador, popular e inclusivo.
En la otra vereda, en la ciudad, el gobierno porteño de Mauricio Macri parece también tener un proyecto de cultura y sociedad. Así, en las últimas semanas, ha tomado carácter público la sistemática persecución y clausura de centros culturales por partes de inspectores de la ciudad. El alegato que utilizan los funcionarios públicos porteños es la falta de habilitación ante un uso comercial en una actividad. Lo que esconde esto es la intención de prohibir las manifestaciones de la cultura popular sin fines lucrativos;
Un ejemplo triste de esto es la clausura sufrida una semana atrás en la histórica Casa del Pueblo. En la actualidad, la Casa del Pueblo de la calle Entre Ríos es la sede principal de la Unidad Socialista Para la Victoria, espacio político referenciado con el diputado Jorge Rivas y que forma parte del Frente para la Victoria. En este espacio, el viernes 22 de Agosto se presentaba un festival por la diversidad. De la actividad participaban diferentes expositores en una charla, y también se presentaban una obra de teatro de la cooperativa Artetrans y un documental. El lema de la actividad era, justamente, “Diversidad por la Inclusión”. Pero, con ninguna intención de inclusión, con una actitud intimidante, irrumpieron los inspectores del gobierno de la ciudad con la voluntad de clausurar a toda costa el espacio, sin miramiento con la actividad político-cultural que se estaba realizando.
Junto con la década ganada y la irrupción de la juventud discutiendo política, florecen también propuestas culturales, populares y autogestivas, como símbolo del país que estamos construyendo. El debate solapado que va emergiendo es ¿qué es la cultura?¿qué cultura queremos? La reciente clausura de centros culturales ha puesto esto de manifiesto.
Este es el debate que debemos darnos hoy de cara al futuro. Buenos Aires es una de las ciudades con mayor densidad cultural del mundo. Esto implica una incidencia increíble de este factor en la sociedad, recíproca entre cultura, sociedad y política. La oportunidad que tenemos de debatir implica también la posibilidad de pensar la sociedad que queremos.
El concepto central para observar la política cultural a nivel nacional en estos diez años es la idea de democratización. Esta idea implica no sólo la ampliación del acceso a las manifestaciones culturales, sino también la multiplicación de las voces. Democratización implica universalización de la práctica cultural. Las consecuencias de la democratización son múltiples. Una de estas, quizá la más importante, es la progresiva desmercantilización de la cultura dado que, con el fomento a los pequeños artistas y productores culturales, la lógica del negocio queda atenuada ya que no es el mercado quien regula el sector; la ley de medios y la ley de música fueron propuestas en este sentido.
En la ciudad de Buenos Aires ya están apareciendo los primeros resultados con el florecimiento de centros culturales, teatros independientes, revistas culturales y artistas agrupados por doquier. Por eso, aunque el gobierno de la ciudad no se haya enterado aún y quiera cortar todas las flores, no podrán detener la primavera cultural que emerge.

Fuente: http://www.miradasalsur.com.ar/archivo/edicion/328/politica