jueves, 21 de noviembre de 2013

Balance electoral: un espejo con el 2009

A pesar de los deseos clarinescos y de las afirmaciones periodísticas poco serias, esta elección no se ha mostrado como una debacle para el kirchnerismo. El resultado general ha sido similar a la anterior elección de medio término. El dato negativo, a diferencia del 2009, es que, en la provincia de Buenos Aires, el opositor Sergio Massa ganó con una clara ventaja -12 puntos- sobre el candidato kirchnerista Martín Insaurralde, a diferencia del 2009 donde se produjo una paridad entre De Narváez y Kirchner. Por su parte, en la ciudad de Buenos Aires, se produjo una paradoja. Por un lado, el kirchnerismo aumentó su caudal de votos con respecto al 2009 prácticamente duplicándolo. Pero, por otro, el PRO a pesar de su polémica gestión aumentó casi un 5%,


General
A diferencia de lo pregonado por diferentes medios y políticos opositores esperanzados, esta elección no supo ser una catástrofe electoral para el kirchnerismo. Más bien, el balance puede expresarse como un resultado similar al 2009. Pero, a diferencia de la anterior elección de medio término, el kirchnerismo ha evitado presentar en esta campaña un clima de referendum con respecto a su gobierno, obligando a los votantes a elegir entre “ellos o nosotros” y potenciando las consecuencias del resultado final. En este caso, en la campaña, se le restó dramatismo a los posibles resultados dejando a Massa sin los laureles de una victoria épica.

Ciudad de Buenos Aires
Las elecciones de la ciudad se han caracterizado por el repunte del PRO y por la mejora substancial del FPV en relación al año 2009. El resultado general fue el siguiente. Para senadores: PRO, 39%; UNEN, 27,69%; FPV, 23,24%. Mientras que para diputados fue: PRO, 34, 46%; UNEN, 32,23%; FPV, 21,59; FIT, 5,54%; AyL, 3,79. Por último, para legisladores: PRO, 33,59%; UNEN, 24,68%; FPV, 17,13; OCAÑA, 5,88%; FIT, 4,96%; FERREYRA, 4,23%.
Con respecto al PRO, los resultados arrojan una clara mejoría en relación a las PASO.  En senadores, Michetti ganó con comodidad en todas las comunas, mejorando en 8 puntos con respecto a Agosto. Con esta elección, se perfila así como una candidata fuerte para la jefatura de gobierno en el 2015. En diputados, aunque el resultado no haya sido tan contundente, el PRO también mejoró en casi 8 puntos. En la comuna donde mejor le fue es en comuna 2, seguido por comuna 13 y así sucesivamente bajando en relación al poder adquisitivo hasta llegar al corredor Rivadavia de clase media. Fue en este sector donde peor le fue, contando comuna 15 –una comuna de pequeña clase media. Así fue que en los barrios del sur, también ganó el macrismo; en las comunas del sur, la disputa electoral se dio con el kirchnerismo. De este modo, el electorado del PRO se compone de bloque alto-bajo
Por su parte, como era esperable, UNEN no pudo capitalizar el total de votos de su interna abierta en las PASO cuando, sumando a todas sus listas, se presentaba como un claro ganador con el 35% de los votos para diputados y un 32% para senadores. Sin embrago, parece haber logrado reunir el conjunto radical de una manera renovada y atractiva para el electorado, aunque políticamente muy endeble. Su bloque de votos se expresa como un conglomerado de sectores medios-altos. Así fue que, al igual que el PRO, fue en comuna 2 –Recolecta- donde mejor le fue. Por su parte, fue en los barrios del sur donde peores resultados sacó. Lo más significativo al observar un mapa de los resultados electorales es que su baluarte electoral, en las comunas donde ganó, al menos para diputados, fue en el cordón Rivadavia, siendo Caballito su epicentro. Es en las comunas 5, 6, 7, 10, 11 y 15 donde UNEN logró destronar al PRO para diputados.
Por su parte el FPV prácticamente duplicó sus votos con respecto al 2009, alcanzando un 22% en promedio. También, a pesar del “escándalo” Cabandié, potenciando por los medios, se mejoraron los resultados con respecto a las PASO, aumentando entre un 2 y 4 por ciento. El “escándalo” parece no haber horadado la base electoral de Cabandié porque la diferencia con respecto a Filmus y a Taiana+Ferrreyra fue menor. Si acaso el Frente para la Victoria no logró retener la victoria en comuna 8 de las PASO, esto se debió más al crecimiento exponencial del PRO que a un descenso del kirchnerismo. A su vez, el FPV logró consolidar su hegemonía en las villas de la ciudad y consagrarse en primer lugar. En cuanto a la legislatura, observando los resultados en relación con diputados y senadores, el ensayo de Alternativa Popular parece haber carcomido la base electoral de Taiana más que haber expandido el bloque de votos del kirchnerismo. Aunque no fue un resultado decepcionante, el experimento de Alternativa Popular señala que una construcción de izquierda kirchnerista no tiene automáticamente una tracción de votos pareja al FPV oficial.
A pesar de que una lectura a vuelo de pájaro afirmaría que el espectro ideológico del voto cambió con respecto a otros años, comparando se puede observar una estabilidad de los resultados en relación a los campos ideológicos de los votantes con respecto a otros años. La diferencia se encuentra en que, mientras los campos ideológicos de los votantes se mantienen firmes, los candidatos que expresan esos espectros son más volátiles. De este modo, por ejemplo, el voto clásico de izquierda ha pasado de un perfil Lozano-Proyecto Sur a la izquierda ortodoxa.

Provincia de Buenos Aires
De los resultados nacionales, en general poco sorpresivos, ha sido provincia de Buenos Aires donde más contudentemente parece haber afectado los resultados. Si se compara con el 2011, cuando Cristina alcanzó más del 56% la caída es estrepitosa, pero esto sería un error. Al ser una elección de medio término, donde el electorado cambia sus prioridades al votar con respecto a una elección ejecutiva, los resultados son similiares para el kirchnerismo al 2009. En ese año, con Néstor Kirchner de candidato más candidatos testimoniales, el FPV sacó un 32,11%, mientras que en estas elecciones, con Martín Insaurralde, un candidato con poco tiempo de exposición, se logró un 32,18%.
Por su parte, en el 2009, De Narvéz había alcanzado un 34,58% y el acuerdo cívico un 21,48%. En estas elecciones, Massa llegó a un 43,92% y Stolbizer un 11,80%. En total, sorprendentemente, este bloque opositor duro varía en un 0,4%. La diferencia se encuentra en que la mitad de los votos “radicales” se fugó al massismo. También, lo que otrora, el voto de izquierda que había capitalizado  un Sabbatella “crítico”, alrededor de un 5%, se movilizó –esta vez- al FIT.
Un dato importante, es la homogeneización del voto en la provincia. En el conurbano, el FPV solo logró ganar en cuatro distritos (La Matanza, Lomas de Zamora, Berazategui y Florencia Varela), alcanzando el primer puesto en todos los demás el massismo. Así fue, también, en el resto de la provincia: el massismo logró una clara diferencia, dejándole al kirchnerismo unos pocos distritos y a los “radicales” aún menos.
Sin embargo, los resultados para candidatos provinciales y municipales no fueron tan adversos. Sin contar senadores, donde Massa se logró imponer claramente frente al kirchnerismo, en diputados provinciales el kirchnerismo alcanzó una muy buena elección, aumentando su cantidad de diputados provinciales y manteniendo el quórum en la legislatura provincial. Mejores resultados se dieron también a nivel municipal, lo que expresa una estabilidad del kirchnerismo en estos centros de poder. También, sin ingenuidades, no sorprendería de los peronismos locales ciertas deslealtades repartiendo boletas cortadas para acolchar los resultados a diputados nacionales.
Particularmente golpeados han resultados los vecinalismos por izquierda alienados con el kirchnerismo. En Morón, la lista del Frente Renovador se impuso por más de diez puntos al sabbatelismo kirchnerista y, a diputados nacionales, Massa aventajó a Insaurralde por 14 puntos. También en Zárate, donde gobierna el vecinalismo de origen socialista, la derrota fue importante. En este municipio, Massa llegó al 46% frente a un 31% de Insaurralde. Mientras que, a nivel municipal, el Frente Renovador sacó un 35% frente a un 19% de Nuevo Zárate.

Resto del país
Los resultados generales del resto del país se mostraron favorables al kirchnerismo, revirtiendo flojos resultados de las PASO. Sin embargo, el FPV se muestra incapaz de imponerse en los principales distritos: Buenos Aires y la ciudad, Santa Fe y Córdoba. En estos distritos, con capas medias urbanas fuertes, la oposición –en sus diferentes variantes- logra imponerse.
Un dato importante es que comienza a evidenciarse mayor volatilidad del voto federal. Provincias que antiguamente poseían un voto conservador alineado al gobernador de turno mostraron temblores políticos y un voto contestario sorpresivo. Así en Salta el Partido Obrero (PO) se impuso en la ciudad capital y alcanzó el segundo lugar a nivel provincial. Las causas de la movilidad en estas provincias conservadoras están por estudiarse, pero puede encontrarse pistas en el desarrollo económico de los últimos años que repercutió en la estructura de la sociedad civil de estos territorios. Otro elemento importante es la incapacidad opositora de vertebrar una opción federal-nacional, conjugando el voto de los principales centros urbanos con el voto del resto de las provincias. Este logro único del kirchnerismo es una de las claves de su hegemonía a lo largo de diez años. Si este factor no existiría sería dudoso afirmar la posibilidad de que hoy el kirchnerismo sea la primera fuerza en la Argentina.

Por la importancia de nuestros aliados en esos distritos, es importante analizar los resultados de la ciudad de Rosario y de la provincia de Chubut. En este último, Das Neves, luego de un 2011 desastroso, dio el batacazo imponiéndose por más del doble de los votos frente a Norberto Yahuar, ministro de agricultura y pesca del kirchnerismo, con un 52% frente a un 23%. Por su parte en Rosario, el “Tigre” Cavallero logró ganar en los barrios populares, quedando a solo 6 puntos del binnerismo.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Quién fue Adrián Patroni?



 La refundación de un partido político no implica -en el plano ideológico- el comienzo de algo totalmente nuevo sino una revisión de distintas ideas pasadas  más los aportes que generan de los nuevos tiempos con sus requerimientos. Es por eso que se cobra importancia, para nuestra flamante organización, revisar la tradición legada: para comprender su propio momento histórico y erigirse con mayor fuerza como alternativa sobre este.  En este caso, toca revisar los primeros años del Partido Socialista y a una de sus figuras principales: Adrián Patroni, obrero pintor quien fuera el motor militante del primer partido proletario moderno en la Argentina. Sin su figura esta organización no se hubiera podido desarrollar tan rápidamente. Por eso mismo fue reconocido en el plano militante como pieza fundamental de la fundación del Partido Socialista, comparando su obra con la que desarrolló Juan B. Justo en el plano teórico. La tragedia personal -desgaste físico del esfuerzo militante y la muerte temprana de su querida hija, por las condiciones de insalubridad en que vivían- lo llevaron a abandonar la militancia y a marginarse de la vida política. Hoy la coherencia en su lucha y su entrega militante lo traen al presente. 


 Pertenece a la labor investigativa de Víctor García Costa haber recuperado la obra de Adrián Patroni como valiosa experiencia de la tradición socialista argentina. Con la redición de "Los trabajadores en la Argentina", libro de Patroni del que hablaremos más adelante, García Costa presenta un erudito y extenso estudio preliminar donde detalla y explica la práctica militante de Patroni y la crucial importancia que supuso para el partido socialista en sus primeros años. El libro fue reeditado por la Editorial Docencia en la Biblioteca Testimonial del Bicentenario (18910-1816).
Adrián Patroni nació en Montevideo, Uruguay, en 1867. Sus padres eran campesinos lombardos llegados poco tiempo atrás. Ante las necesidades del hogar, pasó por varias familias sino que comenzó desde la infancia a trabajar como canillita. A los dieciséis años aprendió el oficio de pintor y, al poco tiempo, cruzó el Rio de la Plata para instalarse en Buenos Aires. Argentina, y sobre todo la capital porteña, estaba en pleno proceso de modernización con una afluencia de inmigración y de instalación de las primeras fábricas y talleres que cambiaba radicalmente la fisonomía de la región. El país fortalecía sus lazos con el mercado mundial capitalista desde la producción agroexportadora.
El comienzo de la última década del siglo XIX es turbulento para el país. Ante una nueva crisis a nivel mundial, Argentina sufre un coletazo en su economía que, combinado con el gobierno de Miguel Juárez Celman –el unicazo ineficiente y corrupto-, genera una importante rebelión que señalaría el comienzo de un nuevo de  ciclo. Los trabajadores son quienes más sufren la recesión económica, la desocupación aumenta y los salarios bajan. Es en este difícil contexto que Adrián Patroni se introduce en el mundo socialista y gremial. Para este momento trabajaba como pintor y aunque la paga no era mala, las jornadas eran agotadoras y sin ninguna regulación.  Así fue que, según sus palabras, fue la lectura del libro En el año 2000, de Eduard Bellamy, "el que decidió mi incorporación al movimiento socialista. Vivíamos explotados, vivíamos miserablemente y ese libro nos hablaba de una sociedad armónica, plena de justicia."
Su primer acercamiento es a la sociedad de pintores, como organización gremial, luego, para 1893, se suma a la Agrupación Socialista y rápidamente se convierte en uno de sus principales promotores. Poco tiempo después de su acercamiento participa en múltiples ámbitos: colabora con las organizaciones sindicales, es secretario de redacción de La Vanguardia, forma parte del núcleo fundador del Partido Socialista e integra la primer lista de candidatos socialistas en 1896. A su vez, en su labor incansable, contribuye con dirigentes socialistas uruguayos en la conformación de las primeras sociedades de resistencias y del círculo obrero socialista. 
García Costa lo sintetiza del siguiente modo: "La dinámica militante de Patroni, aunque nunca se lo ha reconocido, es espectacular: trabaja en su conflictivo gremio, impulsa la difícil Federación Obrera, colabora en la organización de otras sociedades de resistencia, está presente en los conflictos obreros llevando la solidaridad gremial, contribuye económicamente con todo ello, presenta acciones de Habeas Corpus en favor de los trabajadores detenidos, actúa en el Centro Socialista Obrero, en el Comité central argentino, habla en los actos partidarios, incita el cooperativismo, administra La Vanguardia, escribe parte de ella, lee y se forma ideológicamente, polemiza con anarquistas y los católicos y trabaja como pintor letrista para sostener a su familia. Como si fuera poco, escribe pequeñas obritas de teatro, los Apropósitos, con las cuales hace labor ideológica sobre los trabajadores, dándoles participación como actores. No hemos hallado otro igual" (página 55) 

Los ecos de la Huelga Grande y el conflicto del azúcar en Tucumán
Dos son los hechos políticos en los que se destaca en aquellos años: La huelga grande y el conflicto de los trabajadores del azúcar en el año 1904.
La  Huelga Grande de 1896 será definida como "la huelga más importante de cuantas se han producido en Sud América" a fines del siglo XIX. Esta importante huelga que paralizó durante cuatro meses importantes sectores productivos de todo el país pasó luego inadvertida para la mayor parte de los trabajos historiográficos que se realizaron sobre los conflictos gremiales en el país. Sin embargo, en su momento, la huelga supo tener protagonismo en los periódicos locales mientras duró.
En el conflicto, el Partido Socialista tuvo una importancia manifiesta en su dirección. Por un lado, gracias a su militancia fomentando sociedades de resistencia, que permitía a los trabajadores una solidaridad de clase que les permitía afrontar con mayores facilidades las difíciles acontecimientos y que suponían trincheras en la conformación de un bloque popular; estas sociedades se volvieron los ámbitos desde donde los trabajadores se organizaron para la huelga. Y por otro, debido a la dedicación excepcional de Adrián Patroni.
 Para este momento, Patroni integra la comisión de huelga, actúa en representación de los trabajadores en lucha en todo tipo de gestiones, se entrevista –junto con Francisco Cúneo, obrero socialista-  con el ministro del interior, Norberto Quirno Costa. Desde La Vanguardia debate con las patronales que azuzan combatir la huelga con la violencia estatal y “desterrar a los perturbadores del orden social”.  Viaja por Junín y Campana, entre tantos lugares, asesorando a los diferentes gremios en huelga.
Pasados dos años de la Huelga Grande, Patroni publica su libro “Los trabajadores en la Argentina”. El libro es un material excepcional al ser la primera investigación hecha en el país sobre las condiciones de vida de los trabajadores. En el prólogo, Patroni afirma elocuentemente “Aun se oyen por ahí, los ecos de la Huelga Grande…y es difícil olvidar los juicios descabellados de la prensa de esta capital respecto de aquel grandioso movimiento…es sumamente difícil, y sino difícil, increíble, que millares de trabajadores, sostuvieran por placer, o mero capricho, una huelga que ha durado 120 días…es por esto que hemos creído conveniente reunir cuantos datos nos ha sido posible obtener, a fin de dar a conocer la situación de los trabajadores en la Argentina”.
En Julio de 1904 se inicia un conflicto en los ingenios azucareros de Tucumán, el comité ejecutivo le encomienda a Patroni viajar a la provincia e interceder para solucionar favorablemente el conflicto. Juan Bialet Massé, que investigaba la situación de las clases obreras a pedido del gobierno, expresa lo que debe haber sido la impresión de Patroni al llegar a los ingenios: “Comprendo el efecto que debió causar al señor Patroni el espectáculo que se presentó a su vista al bajar del tren en el ingenio en huelga. Viniendo de Buenos Aires, donde los obreros visten más que bien, en general, se encontró con una multitud desarrapada y harapienta, viviendo en rancherías asquerosas, excitado por el hambre, pues ya estaban en el cuarto día de la huelga; doscientas o trescientas mujeres cargadas con sus chiquillos, todos sucios y polvorientos.” (página 124). Patroni resuelve rápidamente el conflicto a favor de los trabajadores azucareros que vivían en condiciones de extrema pobreza.
Su alejamiento de la militancia se produce poco tiempo después del conflicto azucarero y directamente relacionado con él. A raíz de la negativa de Patroni a que los recientes centros gremiales constituidos en los ingenios azucareros se integren al ala gremial del partido. Sostenía Patroni que dadas sus condiciones de vida no podían sostener una consecuente lucha socialista en sus ámbitos. Esto le generó una dura polémica con Enrique Dickmann, otro importante dirigente socialista y futuro líder del Partido Socialista de la Revolución Nacional, quien abogaba por un apoyo amplio a los distintos conflictos de los trabajadores –gremiales y políticos- sean o no socialistas.

Conclusiones
La importancia de Patroni para los socialistas que militan en la actualidad radica en conocer un claro ejemplo de militancia abnegada y de las posibilidades políticas que se abren a partir de una organización efectiva, aún en circunstancias desfavorables. Patroni, de orígenes y vida humilde, supo combinar su vida de trabajador, como pintor letrista, con la militancia profesional, llegando al punto de fundar y mantener un centro socialista en un cuarto aledaño en el conventillo donde vivía. Esto es un claro ejemplo de la cultura de partido que desde nuestro espacio revindicamos
Es importante recordar este ejemplo de militancia, de clase y socialista, como motivación a nosotros mismos de la acción posible. Tener presente que: "El fervor obrero de estos trabajadores no tenía límites: superexplotados en largas jornadas de labor, sacaban tiempo para organizar su sociedad gremial, la federación obrera, afirmar el partido obrero o negarlo, hacer huelgas activas, con concentraciones permanentes en locales de sociedades amigas o en el prado español y sacar de sus escuálidos bolsillos monedas para pagar sus cuotas, ayudar al compañero despedido o a la viuda del compañero muerto.".

En los tiempos de escepticismo político y de débiles compromisos con todo lo que sea social, militar implica una actitud revolucionaria. Así como más adelante fue el del “Che”, el ejemplo de Patroni se vuelve doble si pensamos nuestro momento histórico como refundacional para el socialismo y lleno de adversidades, semejante al que atravesaron él y los militantes socialistas del siglo XIX. 

martes, 2 de julio de 2013

Arthur Rosenberg. Democracia, socialismo y lucha de clases: De la antiguedad hasta hoy


En esta breve sección es interés presentar a Arthur Rosenberg, un olvidado intelectual alemán y, sin embargo, uno de los marxistas más brillantes y destacados del siglo XX. Contemporáneo de Gramsci, representa con él un potencial de renovación del pensamiento socialista de la década del 20, interrumpido por el stalinismo y la derrota de la izquierda en Europa.




A
rthur Rosenberg nació en Berlín en 1889. Se formó en historia antigua y arqueología. Entre sus profesores se encuentra el helenista ultraconservador Eduard Meyer, definido por Ortega y Gasset como el "más importante historiador de los últimos treinta años". Hacia 1914, en el inicio de la primera guerra mundial, Rosenberg era un prestigioso académico especialista en la historia constitucional romana y en historia antigua general. Durante la guerra, se mostró a favor de la contienda y sostuvo su apoyo al régimen alemán. De este modo trabajó hasta 1918 para el centro de espionaje de su país. 
Más tarde, con la derrota alemana y el terremoto social que se produjo, Rosenberg atraviesa una crisis moral que implica un giro de 180º en su pensamiento político. Comienza participando en el socialismo independiente para luego afiliarse y militar activamente en el partido comunista alemán (KPD). En este partido tuvo roles destacados, como su participación en el V Congreso de la Internacional Comunista, su membresía en el Comité Central y su diputación.  
Rosenberg integra, junto con Karl Korsch, Antonio Gramsci y Georg Luckács, entre otros, una generación marcada por la revolución rusa, en el año 1917, y el quiebre de la primera guerra mundial; esta generación será la protagonista de las oleadas rojas que caracterizará la década del veinte europeo.  En el año 1927, cuando la Internacional Comunista define la sectaria estrategia de "clase contra clase", que caracteriza –entre otras cosas- a la socialdemocracia como fascismo encubierto, se aleja del partido para reintegrase a la academia, sin abandonar su posición ideológica. Ante la llegada al poder del nazismo y la creciente violencia contra socialistas, trabajadores y minorías étnicas y sociales,  Rosenberg se exilia, primero en Liverpool y luego en Nueva York, donde muere en el año 1943. 
Desde su llegada Nueva York hasta el final de sus días, participará activamente de los distintos grupos de izquierda de los exiliados y será uno de sus referentes intelectuales. Es por medio de uno de estos grupos -Avukah, una organización sionista de izquierda- que, por ejemplo, Noam Chomsky lo conoce y estudia con él.
 Por último, algunos de sus libros más importantes son: Historia de Roma (1921) y Democracia y lucha de en la Antigüedad (1921) -ambos escritos para la escuela de formación del KPD-, Historia del Bolchevismo(1932), Fascismo como movimiento de masas(1934) y Democracia y Socialismo(1938).

Su pensamiento hoy
Rosenberg es, en la actualidad, para el marxismo, un pensador de segunda categoría y para el mundo académico directamente desconocido. La razón de esto, argumenta Joaquín Mirás, es su independencia de criterio, que lo aleja en su momento del KPD aunque sin abandonar las banderas socialistas. Esta independencia de criterio lo acerca al marxismo heterodoxo de Korsch, con quien tenía una abierta vinculación intelectual, y al comunismo de izquierda. Con los autores nombrados y también con Gramsci y Luckacs, Rosenberg representa la potencial renovación del marxismo interrumpido por la derrota del movimiento obrero en Europa y por el stalinismo en la Unión Soviética. 
Entre sus definiciones más importantes se encuentra la de Democracia: "La democracia como una cosa en sí, como una abstracción formal no existe en la vida histórica: la democracia es siempre un movimiento político determinado, apoyado por determinadas fuerzas políticas y clases que luchan por determinados fines. Un estado democrático es, por tanto, un estado en que el movimiento democrático detenta el poder. La democracia como movimiento político se descompone en democracia socialista y democracia burguesa. La democracia social apunta al autogobierno de las masas, en el que los medios de producción socialmente importantes deben estar en manos de la colectividad...La democracia socialista no ha sido, sin embargo, hasta ahora todavía capaz de apoderarse del poder en un estado...La democracia burguesa apunta igualmente al autogobierno de las masas populares pero manteniendo el principio de la propiedad privada."
Como investigador de historia clásica, Rosenberg entronca al socialismo en la tradición emancipatoria plebeya que engloba como movimiento democrático. Con este marco describe las luchas de clases que se dan en la Atenas antigua entre los trabajadores asalariados y la burguesía de aquella época. También, utilizando la interpretación de Albert Mathiez, reconoce en Robespierre y la montaña el resurgimiento moderno del movimiento democrático. Así lo afirma cuando cita las palabras de Babeuf: "Si se resucita al robespierrismo, se puede estar seguro de resucitar la democracia.”
Sobre la relación de la democracia y el socialismo  Rosenberg afirma que "Con todo, alrededor de 1848, la democracia y el socialismo no coincidían completamente para Marx y Engels. El proletariado puede ejercer ciertamente el poder político en el Estado; pero esto no basta todavía para poner en práctica la comunidad de bienes correspondiente. No obstante esto, para la generación de 1848 la democracia y el socialismo, eran fuertemente afines.". Con estas breves palabras sintetiza la compleja relación de la democracia y el socialismo y enriquece el debate sobre la posibilidad de un programa socialista. 
Por su parte, Rosenberg puede situarse entre los mejores historiadores ligados al materialismo histórico, precursor de la escuela de historiadores británicos comunistas; Hobsbawn lo calificó como un marxista "muy inteligente". En sus trabajos excede el análisis de las fuerzas económicas, para integrarlas en un todo, junto con las relaciones sociales y las instituciones. 
En la actualidad, luego de la caída del socialismo realmente existente y de la reciente debacle de la socialdemocracia europea, en un momento de viva revisión de la tradición marxista, Rosenberg vuelve a cobrar actualidad. Dejado de lado como un pensador maldito, es hora de que salga a la luz los brillantes aportes que contribuyeron a entender mejor el socialismo, en clave histórica. 

martes, 7 de mayo de 2013

Alfredo Bravo, militante socialista



E
l próximo 26 de mayo se cumplen diez años de la muerte de Alfredo Bravo, quien fuera el principal dirigente socialista desde la vuelta de la democracia hasta su fallecimiento en el 2003. Curiosamente este mérito estuvo ligado a hechos extrapartidarios. Algo aparentemente paradójico, pero sensato, dado el escaso activismo del partido socialista democrático en su época. Protagonizó la fundación de CTERA, confederación de los sindicatos docentes que hoy abarca a más de 600 mil trabajadores, donde fue su secretario general. También cumplió un rol destacado como militante de derechos humanos, participando en la fundación de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), Por este motivo, en el año 1977, mientras daba clases, fue secuestrado y torturado por la dictadura militar. Años más tarde, mientras era entrevistado por Mariano Grondona, el periodista hace pasar al estudio de canal 9, sorpresivamente y de forma siniestra, a Miguel Etchecolatz, su torturador. Bravo se negó a debatir con él, repudiándolo como un asesino.
En el plano partidario, en los ochenta, Alfredo Bravo encabezó la renovación del Partido Socialista Democrático –PSD- . En este proceso, estuvo acompañado por una nueva camada de jóvenes, que reclamaba al partido una reforma moral e intelectual, y que luego formaron parte de su dirigencia (Jorge Rivas, Oscar González, Ariel Basteiro, Claudio Simone, etc.). De este modo, Bravo logró transformar el viejo PSD, rama de derecha y gorila del socialismo argentino ( al punto de tener embajadores en la última dictadura militar) en un dinámico partido de izquierda coherente y combativo. Fue diputado nacional entre 1991 y 2001, y en este último año, fue electo senador por la ciudad de Buenos Aires. Por último, en el año 2003, fue candidato a presidente por el recientemente conformado Partido Socialista.
Sin embargo, quizá por la riqueza de su militancia extrapartidaria y por la flaqueza ideológica histórica del PSD, Bravo nunca terminó de encuadrarse orgánicamente en la estructura partidaria y adoptar una “cultura de partido”. Obedeció más a su sentido común y a su propio esfuerzo; esto, en algunos momentos, lo llevaron a caer en un voluntarismo, peligro para un partido de izquierda. El ejemplo más claro de su limitación fue su militancia en los últimos años de su vida por la reunificación del PSD y el PSP en el PS. Este hecho, aunque simbólicamente importante, terminó llevando al sector del PSD a su peor crisis, dilapidando y dispersando su capital político, dejando al PSP de Binner, Giustiani y Cortina notablemente fortalecido.

Hoy, a diez años de su muerte, la figura de Alfredo Bravo se recuerda y destaca por su militancia excepcional. Como pocos, durante toda su vida mantuvo una coherencia con los ideales del socialismo y militó contra cada injusticia que se encontró. Por eso, es deber de los socialistas recordarlo como un referente histórico de nuestra tradición política.

jueves, 28 de febrero de 2013

¿Y la izquierda qué? Sudestada y el desnorte político (Parte I)



A fines del año pasado, la revista Sudestada sacó un dossier sobre el estado de la izquierda a diez años del kirchnerismo. En éste se entrevistó a una serie de intelectuales y dirigentes de la izquierda independiente. Tomando el dossier y las diferentes posiciones enmarcadas, hice un análisis particular de la izquierda actual, por dentro y fuera del kirchnerismo. En esta primera parte trabajé sobre la nota introductoria al dossier ( http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=1018 )


En uno de los últimos números de Sudestada (diciembre-2012), salió un dossier por los diez años del kirchnerismo donde se interpelaba a diferentes intelectuales de izquierda sobre las "fortalezas y debilidades del modelo k" y "¿Por qué no pudo construirse una alternativa de izquierda?". Creo por las diferentes respuestas, de bajo y alto vuelo y de poca o mucha originalidad, el artículo puede servirnos como puntapié para una reflexión sobre la posición de los Socialistas en esta coyuntura. 

El dossier comienza con una presentación de Sudestada, que se vuelve una toma de posición abierta. Aunque retóricamente florida, la presentación aporta poco a vislumbrar un camino para la militancia de izquierda. Comienza en tono autocrítico, con una enumeración de las faltas de la izquierda. Se subraya sobre todo la limitaciones subjetivas, que serán el chivo expiatorio que se sostendrá a lo largo del artículo. En una larga enumeración, para Sudestada las características clásica de la izquierda argentina han sido: la fragmentación, el sectarismo, el caudillimo, la incapacidad para ejercer la autocrítica, la ceguera electoralista, el dogmatismo, etc.

Esta incapacidad del universo de la militancia de izquierda sería la causa del fracaso de la izquierda para posicionarse como una opción política en la sociedad argentina. Para solucionar estos "vicios" de la izquierda argentina, la solución es -inevitablemente- un vago voluntarismo que cae en referencias como "asumir discusiones vitales postergadas por la inmediatez de lo sectorial" o "esbozar y borronear nuevas herramientas de construcción"  Por eso, más adelante, continúa el artículo señalando la necesidad "urgente" de la "construcción de una alternativa real" dado que, según el autor, comienzan a "observar signos alentadores" en la coyuntura nacional. Llama la atención, aunque responde a una lógica, que la alusión a las condiciones objetivas sean muy vagas. No hay una referencia, por ejemplo, a la economía mundial o a los cambios geopolíticos de latinoamérica, ni siquiera a la diferencia de los desarrollos regionales al interior del país. Estos "signos alentadores", que en ningún momento detalla, siguiendo con las características clásicas del voluntarismo,  se confunden entre factores subjetivos, observa el redactor que empiezan "pequeños intentos que procuran abrir el juego" dentro de la militancia de izquierda, con vagos factores objetivos, la caducidad del kirchnerismo como proyecto político.

Estos novedosos intentos, que suponen una elevación de la conciencia, no responden a una relación compleja con la coyuntura política. La vinculación con las condiciones particulares es para señalar la oportunidad de la izquierda, ante la inminente bancarrota del gobierno, para pasar a la acción. Así "ya no basta con la denuncia de un proyecto de gobierno", aunque sin explicar por qué condiciones (económico, político, etc.). Continúa el artículo con un largo párrafo descriptivo de los males del gobierno nacional: "carece de respuestas a la hora de resolver problemas críticos de los laburantes" o no "inquietó los intereses de las patronales", entre otras cosas. Luego, en el siguiente párrafo, describe en el mismo tono, los males de la (otra) derecha, a la que cataloga como "descabezada e irasible".

Ya para este momento es clara la exposición donde existen dos bloques de derecha: una derecha vieja, "descabezada", y otra nueva, el kirchnerismo,  "que se apoya en el modelo extractivo sojero". Estos dos bloques parecen ser moralmente similares, aunque el combate parece ser contra la derecha gobernante; en los análisis -a trazo grueso- de la izquierda, el enemigo siempre es el Estado. Cayendo en la denuncia fácil, la nota no se pregunta en ningún momento qué implica para la izquierda la relación que el kirchnerismo tiene con las masas y por qué la tiene. 

Volviendo al tono voluntarista de la nota, después de marcar los bloque de derecha, confunde -nuevamente- la necesidad (objetiva) con la aspiración (subjetiva), al exponer que: "No alcanza (con esto, los bloques de derecha en el escenario nacional, Nota de Autor). El objetivo estratégico de la izquierda ahora es -y lo será por un tiempo largo- la construcción de una herramienta política de los trabajadores".  Para aportar a la ensalada retórica, el autor continúa nombrando las características que le parece que debería tener esta herramienta: "perspectiva emancipatoria y socialista, raíces guevaristas y latinoamericanistas, anticapitalista y antipatriarcal, con clara vocación de poder, de composición joven, etc." 

Esta melange política es una clara muestra del estado de la izquierda. Una predilección por el voluntarismo y una retórica florida, pero totalmente incapaz para hacer un análisis serio de la coyuntura que la atraviesa. A modo de síntesis podríamos decir que la confusión reina y la izquierda se mantiene sin  norte. Llama la atención que, en la catarata sin hilo de características que debería tener la izquierda, no se haya advertido que, muchas de estas, son también revindicadas por el kirchnerismo. La caracterización de la puja abierta entre el modelo k y la oligarquía tradicional, como de dos bloques de derecha,  es un reduccionismo que se paga caro. Esta definición no contempla la complejidad del kirchnerismo. Así, llama la atención que se revindique una "perspectiva emancipatoria" y "latinoamericanista" y no se haga alusión al uso que hace de esto -también- el kirchnerismo, su supuesto enemigo. 

Para no extenderme más hago solo una pequeña alusión a que no hay una sola mención al sostenido apoyo que viene teniendo el gobierno de parte de los trabajadores. El artículo, en su jaula interpretativa del voluntarismo, presenta al campo popular como un campo virgen a la espera de alguien capaz de cosecharlo. La denuncia de los defectos, errores, omisiones, faltas, etc no está mal. Otra cosa es pretender hacer una reflexión  profunda sobre la política y la izquierda, y no salir de la denuncia. Si la izquierda pretende construir una alternativa real de poder, más allá de si es correcto ir por fuera del kirchnerismo, tiene que necesita un análisis honesto: pensar y asumir los tabúes de su relación con el kirchnerismo, un gobierno que no se revindica de izquierda, pero que es ampliamente apoyado por el "campo popular".