La refundación de un partido político no implica -en el
plano ideológico- el comienzo de algo totalmente nuevo sino una revisión de
distintas ideas pasadas más los aportes que generan de los nuevos tiempos con sus
requerimientos. Es por eso que se cobra importancia, para nuestra flamante
organización, revisar la tradición legada: para comprender su propio momento
histórico y erigirse con mayor fuerza como alternativa sobre este. En
este caso, toca revisar los primeros años del Partido Socialista y a una de sus
figuras principales: Adrián Patroni, obrero pintor quien fuera el motor
militante del primer partido proletario moderno en la Argentina. Sin su figura
esta organización no se hubiera podido desarrollar tan rápidamente. Por eso
mismo fue reconocido en el plano militante como pieza fundamental de la fundación del Partido Socialista, comparando su obra con la que desarrolló Juan B. Justo en el plano teórico. La
tragedia personal -desgaste físico del esfuerzo militante y la muerte temprana de su
querida hija, por las condiciones de insalubridad en que vivían- lo llevaron a
abandonar la militancia y a marginarse de la vida política. Hoy la coherencia
en su lucha y su entrega militante lo traen al presente.
Pertenece a la labor
investigativa de Víctor García Costa haber recuperado la obra de Adrián Patroni
como valiosa experiencia de la tradición socialista argentina. Con la redición
de "Los trabajadores en la Argentina", libro de Patroni del que
hablaremos más adelante, García Costa presenta un erudito y extenso estudio
preliminar donde detalla y explica la práctica militante de Patroni y la
crucial importancia que supuso para el partido socialista en sus primeros años.
El libro fue reeditado por la Editorial Docencia en la Biblioteca Testimonial
del Bicentenario (18910-1816).
Adrián Patroni nació en Montevideo,
Uruguay, en 1867. Sus padres eran campesinos lombardos llegados poco tiempo
atrás. Ante las necesidades del hogar, pasó por varias familias sino que comenzó
desde la infancia a trabajar como canillita. A los dieciséis años aprendió el
oficio de pintor y, al poco tiempo, cruzó el Rio de la Plata para instalarse en
Buenos Aires. Argentina, y sobre todo la capital porteña, estaba en pleno
proceso de modernización con una afluencia de inmigración y de instalación de las
primeras fábricas y talleres que cambiaba radicalmente la fisonomía de la
región. El país fortalecía sus lazos con el mercado mundial capitalista desde
la producción agroexportadora.
El comienzo de la última década del siglo XIX es
turbulento para el país. Ante una nueva crisis a nivel mundial, Argentina sufre
un coletazo en su economía que, combinado con el gobierno de Miguel Juárez
Celman –el unicazo ineficiente y corrupto-, genera una importante rebelión que
señalaría el comienzo de un nuevo de ciclo. Los trabajadores son quienes más
sufren la recesión económica, la desocupación aumenta y los salarios bajan. Es en
este difícil contexto que Adrián Patroni se introduce en el mundo socialista
y gremial. Para este momento trabajaba como pintor y aunque la paga no era
mala, las jornadas eran agotadoras y sin ninguna regulación. Así fue que,
según sus palabras, fue la lectura del libro En el año 2000, de Eduard Bellamy,
"el que decidió mi incorporación al movimiento socialista. Vivíamos
explotados, vivíamos miserablemente y ese libro nos hablaba de una sociedad
armónica, plena de justicia."
Su primer acercamiento es a la
sociedad de pintores, como organización gremial, luego, para 1893, se suma a la
Agrupación Socialista y rápidamente se convierte en uno de sus principales
promotores. Poco tiempo después de su acercamiento participa en múltiples
ámbitos: colabora con las organizaciones sindicales, es secretario de redacción
de La Vanguardia, forma parte del núcleo fundador del Partido Socialista e
integra la primer lista de candidatos socialistas en 1896. A su vez, en su
labor incansable, contribuye con dirigentes socialistas uruguayos en la
conformación de las primeras sociedades de resistencias y del círculo obrero
socialista.
García Costa lo sintetiza del siguiente
modo: "La dinámica militante de Patroni, aunque nunca se lo ha reconocido,
es espectacular: trabaja en su conflictivo gremio, impulsa la difícil
Federación Obrera, colabora en la organización de otras sociedades de
resistencia, está presente en los conflictos obreros llevando la solidaridad
gremial, contribuye económicamente con todo ello, presenta acciones de Habeas
Corpus en favor de los trabajadores detenidos, actúa en el Centro Socialista
Obrero, en el Comité central argentino, habla en los actos partidarios, incita
el cooperativismo, administra La Vanguardia, escribe parte de ella, lee y se
forma ideológicamente, polemiza con anarquistas y los católicos y trabaja como
pintor letrista para sostener a su familia. Como si fuera poco, escribe
pequeñas obritas de teatro, los Apropósitos, con las cuales hace
labor ideológica sobre los trabajadores, dándoles participación como actores.
No hemos hallado otro igual" (página 55)
Los ecos de la Huelga Grande y el
conflicto del azúcar en Tucumán
Dos son los hechos políticos en los
que se destaca en aquellos años: La huelga grande y el conflicto de los
trabajadores del azúcar en el año 1904.
La Huelga Grande de 1896
será definida como "la huelga más importante de cuantas se han producido
en Sud América" a fines del siglo XIX. Esta importante huelga que paralizó
durante cuatro meses importantes sectores productivos de todo el país pasó
luego inadvertida para la mayor parte de los trabajos historiográficos que se
realizaron sobre los conflictos gremiales en el país. Sin embargo, en su
momento, la huelga supo tener protagonismo en los periódicos locales mientras
duró.
En el conflicto, el Partido
Socialista tuvo una importancia manifiesta en su dirección. Por un lado,
gracias a su militancia fomentando sociedades de resistencia, que permitía a
los trabajadores una solidaridad de clase que les permitía afrontar con mayores
facilidades las difíciles acontecimientos y que suponían trincheras en la
conformación de un bloque popular; estas sociedades se volvieron los ámbitos
desde donde los trabajadores se organizaron para la huelga. Y por otro, debido
a la dedicación excepcional de Adrián Patroni.
Para este momento, Patroni
integra la comisión de huelga, actúa en representación de los trabajadores en
lucha en todo tipo de gestiones, se entrevista –junto con Francisco Cúneo,
obrero socialista- con el ministro del interior, Norberto Quirno Costa.
Desde La Vanguardia debate con las patronales que azuzan combatir la huelga con
la violencia estatal y “desterrar a los perturbadores del orden social”.
Viaja por Junín y Campana, entre tantos lugares, asesorando a los
diferentes gremios en huelga.
Pasados dos años de la Huelga Grande,
Patroni publica su libro “Los trabajadores en la Argentina”. El libro es un
material excepcional al ser la primera investigación hecha en el país sobre las
condiciones de vida de los trabajadores. En el prólogo, Patroni afirma
elocuentemente “Aun se oyen por ahí, los ecos de la Huelga Grande…y es difícil
olvidar los juicios descabellados de la prensa de esta capital respecto de
aquel grandioso movimiento…es sumamente difícil, y sino difícil, increíble, que
millares de trabajadores, sostuvieran por placer, o mero capricho, una huelga
que ha durado 120 días…es por esto que hemos creído conveniente reunir cuantos
datos nos ha sido posible obtener, a fin de dar a conocer la situación de los
trabajadores en la Argentina”.
En Julio de 1904 se inicia un
conflicto en los ingenios azucareros de Tucumán, el comité ejecutivo le
encomienda a Patroni viajar a la provincia e interceder para solucionar
favorablemente el conflicto. Juan Bialet Massé, que investigaba la situación de
las clases obreras a pedido del gobierno, expresa lo que debe haber sido la
impresión de Patroni al llegar a los ingenios: “Comprendo el efecto que debió
causar al señor Patroni el espectáculo que se presentó a su vista al bajar del
tren en el ingenio en huelga. Viniendo de Buenos Aires, donde los obreros
visten más que bien, en general, se encontró con una multitud desarrapada y
harapienta, viviendo en rancherías asquerosas, excitado por el hambre, pues ya
estaban en el cuarto día de la huelga; doscientas o trescientas mujeres
cargadas con sus chiquillos, todos sucios y polvorientos.” (página 124).
Patroni resuelve rápidamente el conflicto a favor de los trabajadores
azucareros que vivían en condiciones de extrema pobreza.
Su alejamiento de la militancia se
produce poco tiempo después del conflicto azucarero y directamente relacionado
con él. A raíz de la negativa de Patroni a que los recientes centros gremiales
constituidos en los ingenios azucareros se integren al ala gremial del partido.
Sostenía Patroni que dadas sus condiciones de vida no podían sostener una
consecuente lucha socialista en sus ámbitos. Esto le generó una dura polémica
con Enrique Dickmann, otro importante dirigente socialista y futuro líder del
Partido Socialista de la Revolución Nacional, quien abogaba por un apoyo amplio a
los distintos conflictos de los trabajadores –gremiales y políticos- sean o no
socialistas.
Conclusiones
La importancia de Patroni para los
socialistas que militan en la actualidad radica en conocer un claro ejemplo de
militancia abnegada y de las posibilidades políticas que se abren a partir de
una organización efectiva, aún en circunstancias desfavorables. Patroni, de
orígenes y vida humilde, supo combinar su vida de trabajador, como pintor
letrista, con la militancia profesional, llegando al punto de fundar y mantener
un centro socialista en un cuarto aledaño en el conventillo donde
vivía. Esto es un claro ejemplo de la cultura de partido que desde nuestro
espacio revindicamos
Es importante recordar este ejemplo
de militancia, de clase y socialista, como motivación a nosotros mismos de la
acción posible. Tener presente que: "El fervor obrero de estos trabajadores
no tenía límites: superexplotados en largas jornadas de labor, sacaban tiempo
para organizar su sociedad gremial, la federación obrera, afirmar el partido
obrero o negarlo, hacer huelgas activas, con concentraciones permanentes en
locales de sociedades amigas o en el prado español y sacar de sus escuálidos
bolsillos monedas para pagar sus cuotas, ayudar al compañero despedido o a la
viuda del compañero muerto.".
En los tiempos de escepticismo
político y de débiles compromisos con todo lo que sea social, militar implica
una actitud revolucionaria. Así como más adelante fue el del “Che”, el ejemplo
de Patroni se vuelve doble si pensamos nuestro momento histórico como refundacional
para el socialismo y lleno de adversidades, semejante al que atravesaron él y
los militantes socialistas del siglo XIX.
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