martes, 2 de junio de 2015

Macrismo como forma de vida (2 de Mayo, ABC en línea)

Con los resultados de las PASO, un militante se lamentaba en Facebook: “¿cómo puede ser que la misma ciudad del 20 de diciembre de 2001, hoy esté votando masivamente al PRO?¿Qué pasó?”.
Antes de adentrarme en el texto, vale aclarar la necesidad de un espíritu crítico para hacer política. Las definiciones atemporales y ahistóricas al estilo “la ciudad es de derecha y/o gorila” condenan a quienes la pronuncian a la marginalidad política; a resignarse a poder constituir una voluntad mayoritaria. En cambio, el espíritu crítico permite en cambio comprender, indagar, y por lo tanto brindar una respuesta, una propuesta política. Para lograr esto, es menester superar los límites imaginarios del ámbito político para tener una visión social, integral. Es erróneo pensar que se pueden ganar las elecciones por mera ingeniería electoral, propuestas de gestión o marketing sin adentrarse en el denso mundo de la sociedad. Nadie niega lo importante que son estas herramientas, pero solo son útiles bajo determinados contextos.
Antonio Gramsci, dirigente y filósofo del comunismo italiano, en su análisis, ligaba la actividad política a la vida cotidiana de las personas. A diferencia de la politología, que centra su análisis en el sistema político-institucional y ve lo ideológico como meras identidades contrapuestas, Gramsci sostenía que una ideología era “una concepción del mundo con una norma de conducta acorde”. En consecuencia, la hegemonía de un partido no se conseguía por una mera suma de votos, ni por agrupar sectores dispersos sino por medio una concepción político-cultural, que se hiciera carne en el pueblo, a través de sus diferentes realidades y frente a otras ideologías con las que disputaba. Esta concepción, ideada e impulsada por el Partido en la sociedad, sería la que moldearía las preferencias electorales de los votantes
Desde el primer momento, como orden social, el capitalismo genera pautas culturales. El filósofo catalán, Joaquín Mirás, sostiene que el capitalismo no es solo una relación salarial o la existencia de un determinado porcentaje de obreros fabriles, sino que es sobre todo un orden social cultural, un determinado tipo de civilización, que genera pautas para la vida cotidiana. Estas pautas son las que permiten la asimilación de la sociedad de la concepción política dominante. Valores como el consumismo, individualismo y el imaginario de ascenso social son los que genera el capitalismo frente a los impulsos sociales asociativos de solidaridad, fraternidad e igualdad.

La victoria y el kirchnerismo

Luego de la crisis del 2001, el neoliberalismo se encontraba fuertemente debilitado en el país. Había un profundo rechazo a los Bancos, Estados Unidos y sus políticos gestores en el país. El rechazo al neoliberalismo supo expresarlo Néstor Kirchner con su político progresista en materia social y económica, su condena a los genocidas y a la dictadura, su enfrentamiento con el FMI por la deuda, etc. El apoyo que logró con esta política fue masivo. Sin embargo, a partir del kirchnerismo, con el sostenido y constante de los salarios y beneficios económicos, las clases populares dejaron poco a poco atrás su visión crítica del sistema y comenzaron a reconciliarse con este, asimilando una cultura de consumo y notable mejoría. El salto económico que ha dado el kirchnerismo significó para el pensamiento neoliberal un nuevo terreno donde sembrar bases sociales.
La reconciliación como la moda o poder estar a tono con la tecnología. Implica también creer en sus propuestas de vida como las ideas de éxito, ascenso social. Este orden social ofrece la realización personal mediante el consumo, estar a la moda, que implica una pareja reconocida socialmente, cuya consecuencia final es el respeto y el reconocimiento de los pares. Este orden social puramente capitalista rompe, o por lo menos choca, con un orden social comunitario. En un clima económico favorable, como el actual, donde además existe una fuerte política de inclusión social, esto implica una nueva camada de clases medias –su ensanchamiento como clase- con nuevos hábitos y en plena mutación hacia una cultura que los ligue a su nuevo contexto de vida económica.
10702235_10152741674488478_6718879196897091504_n

La hegemonía del PRO: mucho más que consignas

Pensando las consecuencias de vivir en una sociedad capitalista y su concepción, es de donde podemos partir para pensar algunas causas de la hegemonía macrista en la ciudad y su ascenso a nivel nacional.
El 26 de abril, fecha del PASO porteñas, también se cumplió un aniversario de la brutal represión en el Hospital Borda por parte de la policía metropolitana (macrista). En ese entonces el repudio y las actividades en contra fueron masivas. A dos años, solo el recuerdo perdura; y los juicios a los militantes que resistieron (mientras la cúpula del PRO fue absuelta). El año pasado también fue masivo el repudio a la clausura de centros culturales; hasta se logró que se vote la ley de centros culturales. También la gestión de la ciudad ha sido mala. Teniendo un presupuesto más alto que nunca, la ciudad se encuentra peor que ocho años atrás. Los hospitales y las escuelas están peor. El subte es más caro y también funciona peor. La política cultural se ha degradado, etc.
A pesar de los ejemplos de rechazo al macrismo en la ciudad, el PRO continúa con un apoyo inquebrantable. El PRO no solo no se ha debilitado en la ciudad, sino que se expande en los principales distritos del país. La sorpresa de la expansión macrista es inevitable cuando uno ve los pocos resultados de su gestión y la capacidad mediocre de su dirección política.
El PRO tiene su base en el individualismo que estimula el capitalismo. Su relato para justificar estos diez años se cementa en sacrificio personal para el ascenso económico y no en un logro colectivo llevado adelante por un gobierno comprometido. De una manera envidiable, en su estética de propaganda se expresa su ideología; un partido político que se parece más a una marca de consumo.
La salvedad que se podría hacer es que hay un voto de niveles socio-económicos bajo que va masivamente al PRO. Hay dos notas periodísticas de los últimos días que vale la pena leer para conocer mejor el entramado del bloque político del PRO. La primera se llama “De Evita a Mauricio: El PRO villero”, una entrevista al presidente de los jóvenes PRO y referente villero. La otra nota es “Como en Amsterdam”, una crónica de los encuentros con vecinos de Rodríguez Larreta. Ambas notas, ejemplifican, desde vivencias, como se construye la hegemonía del PRO desde abajo.
11048284_10153185211748478_6819590989197104102_n

Límites y posibilidades

La pregunta es entonces ¿El kirchnerismo tiene la culpa del ascenso macrista? La respuesta es No. Este fenómeno excede al kirchnerismo, pero aún así es importante remarcar la necesidad de una profunda transformación político-cultural que acompañe el desarrollo económico.
Por eso la pregunta debe ser más bien ¿es inevitable el fenómeno del PRO? ¿Qué puede hacer el kirchnerismo para parar al PRO?
En principio surgen dos posibles respuestas, a mi modo de ver, erróneas. La primera, puesta bastante en práctica, es intentar centrar la política en la ciudad a una cuestión de gestión del Gobierno de la ciudad, reducir la disputa política a una disputa tecnocrática. Así, en este caso, el kirchnerismo se presenta como una fuerza más seria y capaz para gestionar frente a la capacidad mediocre del PRO. Entendiendo el componente de “clase media gorila”, evita expresar su ideología, puesta de manifiesta a nivel nacional, para buscar jugar en el mero terreno técnico-político.
Sin embargo, a pesar de la voluntad política, para los votantes porteños con su nueva cultura arraigada, la opción de “gestión” kirchnerista no es creíble; implica una sensibilidad social, que se expresa a nivel nacional, que no tiene nada que ver con sus valores individualista. Casi que hay un voto orgánico de clase. A pesar de los discursos, aunque sea intuitivamente, las personas votan mucho más que el arreglo de una calle. Votan valores, empatías, esperanzas, afinidades, etc. es decir concepciones.
La otra opción errónea que parece hacerse presente es la opción “economicista”. Es decir, resignarse a ganar la ciudad comprendiendo el mayoritario buen nivel de vida. La otra alternativa bajo la misma opción es creer que solo un retroceso económico del país, con sus consecuencias sociales, puede horadar en la concepción neoliberal-
individualista impregnada en los porteños y, de este modo, lograr un avance de una propuesta política progresista.
Sin embargo, existe otra posibilidad que pueda constituirse como voluntad mayoritaria y que no esté atada a una visión economicista. Aún con un crecimiento económico importante, es posible formar una cultura, una vida cotidiana, social, democrática y solidaria. Aunque quizá no haya alcanzado, el kirchnerismo ha forjado las bases para una nueva cultura; los hitos en derechos humanos son un ejemplo. En la ciudad, como fenómeno indirecto, también está la emergencia masiva de actores culturales, autogestivos, independientes, etc. Las prácticas comunes, asociativas, ligadas a lo público, son la vía hacia una cultura contrapuesta a la concepción neoliberal que expresa el macrismo. Para que esta cultura asociativa sea hegemónica se debe realizar un gran esfuerzo, una acción profunda para modificar la sociedad. Si contamos con cientos de radios barriales, medios de comunicación, revistas culturales, sindicatos, clubes, asociaciones de jubilados, murgas, hasta consorcios de edificios, es decir distintos actores públicos, conscientes de su rol político y actuando en consonancia es posible disputar con éxito la hegemonía de la ciudad.
Se trata en el fondo de cambiar la forma de vida de la sociedad, sus valores y su vida cotidiana. Es una tarea titánica, sí, pero de eso se trata la política.


Publicado en: ABC en línea http://abcenlinea.com.ar/el-macrismo-como-forma-de-vida-3/

lunes, 2 de febrero de 2015

¿Quién cultiva la democracia en la cultura? El rol del Estado nacional y de la ciudad (Revista In-Disciplina n°2)


"Lukacs había comprendido cómo, tras la segunda guerra mundial había surgido una industria capitalista para el consumo, o productora de bienes de consumo, que había conseguido penetrar la vida cotidiana de las clases subalternas, y liquidar las viejas culturas populares, urbanas y campesinas, autogeneradas por los propios individuos mediante su hacer autotélico, y que era el suelo de la protesta y la oposición al capitalismo.
En consecuencia, la actividad política debería asumir la tarea de reflexionar sobre este grave problema y encontrar formas de hacer política que devolvieran a las clases populares su autonomía cultural y su dominio sobre la vida cotidiana.”
Conversaciones con Lukács


Recientes noticias ligadas al plano de la política cultural del Estado nacional y de la ciudad de Buenos Aires han generado un debate en torno a la relación de política y cultura. Este artículo se propone brindar conceptos básicos para el análisis de la relación de política y cultura; describir las iniciativas más trascendentes en política cultural de los últimos años; y, por último, analizar, de forma comparada, la política cultural del gobierno nacional y el gobierno de la ciudad.

De forma creciente, se ha instalado en la sociedad un debate acerca de la relación entre cultura y política. Esto acompaña la creciente politización de la sociedad que entiende el rol fundamental que ocupa la cultura en cuanto desarollo de las ideas y valores políticos de las personas. Así, iniciativas en materia de política cultural, que otrora se consideraban secundarias para el común de la gente, han sido objeto de fuertes debates. Gracias a diez años de crecimiento económico sostenido y a una fuerte política nacional de inclusión social, la sociedad se ha revitalizado.
Lo importante se vuelve ahora definir cuál es la cultura que emerge. La mera culturización de los sectores populares no garantiza su sentido progresista. Ya Max Horkheimer, filósofo y miembro de la Escuela de Frankfurt, se lamentaba y advertía: “No criticamos la cultura de masas porque dé demasiado al hombre o porque le haga la vida demasiado segura, sino porque hace que los hombres reciban demasiado poco y demasiado malo, se adapten a la injusticia y el mundo se cristalice”[1]. La cultura, para mantener su sentido progresista, debe estar ligada a la creación democrática del pueblo, sin imposiciones ni condiciones[2].  Es decir que el rol del Estado debe ser garantizar las condiciones para un libre e igual desarrollo de los actores de la cultura.

¿Qué cultura? Cultura, sociedad y Estado
Si existe una cultura popular es debido a que la cultura no es homogénea, como no es homogénea la sociedad. El patrón central que genera diferencias en el campo de la cultura es la dinámica de clases sociales. En relación con la lucha de clases y el desarrollo de la sociedad el concepto de cultura ha ido evolucionando también. En los últimos siglos, en conjunto con la aparición del pueblo en el ámbito político y civil, ha tomado más fuerza el concepto de “cultura popular”. En términos clasistas, este concepto se contrapone al de “alta cultura”, ligada a una visión aristócrática y elitista de la cultura.
Theodor Adorno, filósofo y colega de Horkheimer en la “Escuela de Frankfurt”, señala que en un principio, cuando las clases subalternas no participaban de los ámbitos políticos y, por lo tanto, no existía una política de la clase dominante hacia la cultura popular secular, la cultura popular era de por sí progresista[3]. La “maldición” que encuentra con el arribo de la modernidad es que “la actual cultura de masas parece ser su adhesión a la ideología casi intacta de la primitiva sociedad de clase media, en tanto que las vidas de sus consumidores están completamente fuera de tono con esa ideología” (Adorno, 2002: 13). Para Adorno, la cultura popular sufre un proceso cada vez mayor de alineación, transformándose en los valores y normas para “una estructura social cada vez más jerárquica y autoritaria”. Esto es posible por una “industria cultural” que se impone sobre la cultura popular espontáneamente generada.
En el mismo sentido se expresa el extracto de Lukacs con el que comienza el artículo. Gyorgi Lukacs, filósofo marxista húngaro, contemporáneo de Horkheimer y Adorno, advertía que, a lo largo del siglo XX, el capitalismo había logrado penetrar en “la vida cotidiana de las clases subalternas”. Sin embargo, a diferencia de Adorno, Lukacs veía una alternativa posible en la democracia, en su sentido profundo, y en la capacidad de autonomía[4] de las clases subalternas.
También, tiempo antes, el dirigente comunista y filósofo Antonio Gramsci había advertido de los cambios culturales y sociales los avances del “americanismo”, concepción social ligada al fordismo. Con este novedoso estado de situación, Gramsci advertía que la densidad cultural de la sociedad aumentaba y que la disputa política iba desarrollarse sobre todo en el campo de la cultura, en sus distintas expresiones  (Gramsci, 2009)

La batalla cultural: ¿democracia o mercados?
La reciente creación del Ministerio de Cultura a nivel nacional y, por otra parte, la serie de persecusiones y clausuras en la ciudad de Buenos Aires ha provocado una fuerte polémica en el mundo de la cultura. El contraste entre ambos hechos evidencia que la política cultural implica un abanico de opciones. Estas opciones no son aleatorias, sino que son premeditadas y llevadas adelante bajo una determinada concepción ideológica.
A nivel nacional, la creación del Ministerio de Cultura culmina una serie de iniciativas del gobierno nacional que expresan la decisión de otorgarle a la política cultural un rol central. El concepto central para observar la política cultural, a nivel nacional, en estos diez años, es la idea de democratización. Esta idea implica no sólo la ampliación del acceso a las manifestaciones culturales, sino también la multiplicación de las voces. Democratización implica universalización de la práctica cultural, garantizar libres e iguales condiciones de producción. Las consecuencias de la democratización son múltiples. Una de estas, quizá la más importante, es la progresiva desmercantilización de la cultura dado que, con el fomento a los pequeños artistas y productores culturales, la lógica del negocio queda atenuada ya que no es el mercado quien regula el sector.  Estos valores democratizadores que llevó adelante el kirchnerismo en su gestión revitalizó la sociedad y permitió que florezca un rico mundo de cultura autogestiva.
Las últimas iniciativas en materia cultural, llevadas adelante por el Estado nacional, se desarrollaron estimuladas por la ley de servicios audiovisuales (l. 26522). Esta ley quebró décadas de regulación legal favorables a la concentración de los medios de comunicación. Ya desde su formulación, el Frente para la Victoria buscó implicar a toda la sociedad en su debate; invitó a periodistas, intelectuales y agentes de la comunicación de todo tipo para que se expresen en torno a la ley. El kirchnerismo  evidenció el contraste entre la concentración de los medios de comunicación y, por otra parte, la posibilidad de una la democracia comunicacional, llevada adelante por los medios barriales, autogestivos, independientes. La decisión por parte del Estado nacional de intervenir y regular el “mercado” de la comunicación abrió las puertas a futuras regulaciones de la sociedad civil. Esto se debe a que ofreció una alternativa de protección y distribución de recursos en un ámbito que se creía hasta entonces solamente regulado por el mercado; no sólo eso sino que intervino en uno de los ámbitos más desiguales del plano de la cultura.
Junto con la ley de servicios audiovisuales surgió, poco tiempo después, el proyecto de la “ley de música”[5]. Distintos gremios de músicos comenzaron a trabajar en una propuesta que logre amparar su trabajo y su espacio en la cultura. Al igual que muchos otros agentes culturales, los músicos quedaban desprotegidos económicamente frente a los empresarios que les imponían sus condiciones. En el avance de la votación de la primera parte del proyecto, gran parte del espectro de músicos avanzó en su conciencia como trabajadores de la cultura así como en su organización como colectivo. Un elemento importante que los músicos, especialmente los agrupados en la UMI (Unión de Músicos Independientes), tuvieron en cuenta es la importancia de la desmercantilización de la cultura para lograr un arte pleno. Es ejemplar el fundamento central por el cual los músicos promueven el proyecto de ley: "Es Función del Estado hacer política Cultural en forma directa, pero también hay una necesidad de expresión artística de los Pueblos que hay que promover, son los anticuerpos Culturales que genera una Sociedad ante lo Hegemónico  de un Mercado cada vez mas Globalizado. Es por eso que para contener y fomentar parte de esas expresiones artísticas es que el Estado debe darle herramientas a la sociedad, para que la sociedad, pueda hacer política Cultural a través de sus artistas" ( www.musicosconvocados.com)
Por último, para delimitar las ejemplificaciones, se añade el proyecto de ley para la protección a las revistas culturales e independientes[6]. Este proyecto, llevado adelante por el diputado nacional Jorge Rivas y ARECIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes), busca proteger el emergente mundo de revistas autogestivas que se encuentra amenazado por las acciones agresivas de los grandes actores que controlan el mercado. Proteger y fomentar las revistas autogestivas e independientes garantiza la democracia, la pluralidad de voces y también evita la producción cultural condicionada por las demandas del mercado.
En oposición de lo que sucede a nivel nacional, en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno que encabeza Mauricio Macri extiende una política cultural guiado por una concepción neoliberal de la cultura. Así, el Pro busca eliminar toda práctica cultural que no esté concebida por lógicas mercantiles, es decir que busca eliminar las prácticas culturales ligadas a lo autogestiva o independiente. Esto tiene como fin garantizar una competencia donde los grandes empresarios de la cultura ligada al espectáculo y la comunicación tengan más facilidades para sus negocios. Esta política fomenta la concentración de la producción cultural a su vez que la mercantiliza.
Un ejemplo de esto ha tomado carácter público en las últimas semanas. La sistemática persecución y clausura de centros culturales por partes de inspectores del gobierno de la ciudad se ha vuelto noticia. El alegato que utilizan los funcionarios públicos es la falta de habilitación ante el uso comercial en una actividad. Sin embargo, lo que esconde el alegato de los funcionarios es la intención de prohibir las manifestaciones de la cultura popular por fuera de los circuitos comerciales establecidos. Existen más de 50 centros culturales clausurados, con un sinnúmero de personas y artistas afectados.  La clausura de los centros cultura no es una política aislada para el gobierno de la ciudad, puede a esto añadirse la persecución de los artistas callejeros y el vaciamiento de los talleres en escuelas y centros culturales dependientes del gobierno de la ciudad.

Conclusión
El kirchnerismo ha impulsado una política cultural democratizadora, que estimula y protege la propia producción cultural de la sociedad. Esta política se encuentra en franca oposición a una concepción de la política cultural neoliberal. Ésta supone una cultura regulada por el mercado y, por lo tanto, donde los valores de los grandes actores se imponen. El macrismo, gobierno en la ciudad de Buenos Aires, es una clara expresión de una concepción neoliberal de la cultura. Desde la ley de servicios audiovisuales, por parte del Estado nacional han habido múltiples iniciativas progresistas en materia cultural. Estas iniciativas comparten una base común, independiente y autogestiva.
También es importante aclarar que aunque en los últimos años se ha dado un gran avance en materia de política cultural todavía queda un gran camino por recorrer. A pesar de todo, siguen siendo los grandes medios concentrados los principales actores culturales. Su capacidad de producción y su capilaridad en la sociedad es mayor que la del Estado. Es por eso que también es importante señalar que solamente con la aprobación de las leyes no alcanza sino que es necesario la decisión política de ejecutar a fondo lo que se vota.
Hoy nos encontramos con una sociedad con una intención cada vez mayor de autogestionarse y de ser dueña de su producción social. Este ímpetu nació en la peor crisis del país, en el año 2001, se materializó y cobró fuerza durante todo el kirchnerismo. La simultánea politización y producción cultural popular no es una casualidad, sino que responde a un fortalecimiento de la conciencia de las clases populares. Éstas, cada vez más conscientes de su propia realidad van forjando sus propias herramientas, económicas, políticas y culturales.

Bibliografía
Adorno, Theodor W (2002). Televisión y cultura de masas. Ediciones Lunaria. Buenos Aires.
AAVV (1971). Conversaciones con Lukács. Alianza. Madrid
AAVV (2006). Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. Buenos Aires
Bertomeu, María Julia (2006). “Terry Eagleton: La crítica cultural, la filosofía y el socialismo”. Revista Sin Permiso. n°1. España
Gramsci, Antonio (2009). Antología. Siglo XXI. Buenos Aires
www.revistasculturales.org.ar

Agradezco a mis compañeros de militancia los comentarios, aportes y sugerencias para este artículo.

Andrés Imperioso. Licenciado en Ciencia Política (UBA). Asesor parlamentario del diputado nacional Jorge Rivas (FpV). Miembro de la Red de Casas del Pueblo.




[1] Citado en Adorno, Theodor W. Televisión y cultura de masas. Ediciones Lunaria. Buenos Aires. 2002
[2] No es casualidad la estrecha relación de la economía social y el movimiento cultural. Ambas actividades son complementarias y tienen una concepción común autogestionaria y democrática. Además, la economía social permite relaciones económicas mediadas por lo humano, un fin que se encuentra también en la cultura.
[3] Así lo señala: ”Una de las diferencias significativas parece ser que en el siglo XVIII el propio concepto de cultura popular -que en sí mismo avanzaba hacia una emancipación de la tradición absolutista y semifeudal- tenía un significado progresivo, haciendo hincapié en la autonomía del individuo como ser capaz de adoptar sus propias decisiones” (Adorno, 2002: 13)
[4] Lukács recupera a un Marx aristotelizado y al concepto de hombre como ser praxeológico cfr. “Terry Eagleton: La crítica cultural, la filosofía y el socialismo” de María Julia Bertomeu (Sin Permiso, n°1, 2006)
[5]  La primera parte del proyecto se encuentra aprobada y es ley (l. 26801). ver www.musicosconvocados.com
La Creación de un Circuito Cultural Social que tenga como función acercar distintas expresiones musicales a sectores que tengan escaso o nulo acceso a esta manifestación del arte
La Formación Integral de un Músico poniendo énfasis en el conocimiento profundo y organizado de los distintos Derechos Intelectuales (Compositor y Autor, Intérprete, y Productor Fonográfico ) y de sus derechos laborales

[6] Para conocer más acerca del proyecto de ley y del estado de situación de las revistas culturales en Argentina, ver: www.revistasculturales.org

jueves, 18 de diciembre de 2014

DEMOCRACIA EN LA PRIMAVERA CULTURAL (Publicado en El Ecunhi de Bolsillo)



Lic. en Ciencias Políticas (UBA) Actualmente se desempeña como asesor del diputado nacional Jorge Rivas (FPV) y es miembro de la Mesa Nacional del Partido Unidad Socialista para la Victoria. El pasado 11 de octubre participó en el ECuNHi en la mesa de debate sobre proyectos de ley y experiencias políticas en el campo editorial, en el marco de “Mercado Negro”, la feria de publicaciones comunitarias, autogestivas e independientes. 

Una década ganada, un paradigma de cultura 
La “década ganada” sintetiza la idea de que, durante el kirchnerismo, Argentina logró importantes avances en materia social. Y con la creación del Ministerio de Cultura de la Nación, la “década ganada” se extiende también al plano de la cultura, culminando una serie de iniciativas que expresan la maduración de un nuevo paradigma cultural (y de sociedad) en nuestro país. Estas iniciativas se desarrollan guiadas por la ley de servicios audiovisuales, que ejemplifica el concepto de democratización en el plano civil. Desde un principio, el kirchnerismo comprendió que, para llevar adelante una sociedad justa, era necesario garantizar condiciones de vida dignas, además de terminar con las prácticas autoritarias en cualquier ámbito. Estos valores democratizadores que el Frente para la Victoria llevó adelante en su gestión permitieron que floreciera un rico mundo de cultura autogestiva de todo tipo. Lo inédito del actual proceso, en relación con cualquier otro de la historia argentina, es que se entronca con históricas demandas de la sociedad, dándoles respuestas no como imposición del Estado sino como un estímulo para que la misma sociedad se desenvuelva. Por otra parte, en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Mauricio Macri también parece llevar adelante un proyecto de cultura y sociedad. Así, en las últimas semanas, ha tomado carácter público la sistemática persecución y clausura de centros culturales por parte de inspectores del Gobierno de la Ciudad. Los funcionarios públicos alegan falta de habilitación para el uso comercial en una actividad y esconden su intención de prohibir las manifestaciones de la cultura popular sin fines lucrativos. Guiados por un paradigma neoliberal de la cultura, el PRO busca eliminar toda práctica cultural por fuera del mercado (es decir, la autogestiva o independiente) y garantizar una competencia donde los grandes empresarios del espectáculo y la comunicación tengan más facilidades para sus negocios. Más allá de la importancia de la cultura como un el ámbito donde se desarrolla la opinión pública (es decir, de comprender la cultura como una formadora de conciencia) lo que estimula el PRO es una industria cultural del espectáculo, donde la sociedad actúe como espectador pasivo de una serie de valores que no puede alcanzar pero que seducen; la reciente designación de Marcelo Tinelli como Personalidad de la cultura por parte del Gobierno de la Ciudad expresa esto. Así, la batalla cultural donde se contraponen el macrismo (neoliberal) y el kirchnerismo (democratizador) es de capital importancia porque moldea los valores de la sociedad y su cosmovisión. De este modo, con la maduración de la sociedad y la politización cada vez mayor de los jóvenes, comienzan a surgir debates profundizadores del actual estado de situación. Uno de ellos ha emergido a raíz de la reciente serie de clausuras de centros culturales en la CABA: ¿qué es la cultura?, ¿cuál cultura queremos? En el caso particular de la ciudad de Buenos Aires, ella cuenta con la especificidad de ser una de las de mayor densidad cultural del mundo. La oportunidad de debatir que se abre implica también la posibilidad de pensar qué sociedad queremos.

Una cultura, una sociedad que emerge 
La economía social surge asociada a cada una de estas iniciativas. Su causa reside en que alberga a las relaciones económicas no mediadas por el mercado, por la brutalidad que tiene como fin el lucro. La economía social permite relaciones económicas mediadas por lo humano, un fin que se encuentra también en la cultura. Para sintetizar, el concepto central para observar la política cultural a nivel nacional en estos diez años es la idea de democratización. Esta idea implica no sólo la ampliación del acceso a las manifestaciones culturales, sino también la multiplicación de las voces. Democratización implica universalización de la práctica cultural. Las consecuencias de la democratización son múltiples. Una de éstas, quizá la más importante, es la progresiva desmercantilización de la cultura. Dado que, con el fomento a los pequeños artistas y productores culturales, la lógica del negocio queda atenuada, ya que no es el mercado quien regula el sector.

Fuente: http://nuestroshijos.org.ar/wp-content/uploads/EdB-74-Noviembre.pdf

lunes, 17 de noviembre de 2014

“Es una persecución premeditada y sistemática” (Entrevista, Agencia Paco Urondo)

En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, el politólogo y dirigente de la Confederación Socialista, Andrés Imperioso, se refirió a la política del macrismo hacia los espacios culturales, que se tradujo a fines de agosto en la clausura de la Casa del Pueblo porteña.

alt
Por Diego Kenis
Andrés Imperioso es politólogo, dirigente de la Confederación Socialista y asesor parlamentario del diputado nacional Jorge Rivas. El viernes 22 de agosto pasado, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires clausuró la Casa del Pueblo que el frente político posee en la Capital Federal. En una entrevista con AGENCIA PACO URONDO, Imperioso se refirió a la situación y esbozó un marco a partir del cual pensar la política macrista para los espacios de expresión cultural, cuyos cierres compulsivos continuaron en los días posteriores.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué pasó el 22 de agosto en la Casa del Pueblo?
Andrés Imperioso: La Casa del Pueblo es un espacio político y cultural, donde hay actividades todo el tiempo. El viernes 22 de agosto se estaba realizando un Festival, que tenía como tópico a la Diversidad. Había una charla y una obra de teatro de la Cooperativa Arte Trans, que busca sacar de la prostitución a chicas que la están ejerciendo para que a través de la cooperativa puedan integrarse a la sociedad. Cuando estaba terminando el documental, aparecen los inspectores del gobierno de la ciudad. Dijeron, de manera prepotente y con amenazas, que querían entrar a la Casa. Una compañera nuestra les respondió que se trataba de un espacio político y que no tenían ningún derecho. Ellos alegaban que había un uso comercial. Sin miramientos, diciendo que allí había un café concert, establecieron la clausura preventiva.
Obviamente, nosotros desconocemos esta figura que ellos crean. ¿Por qué? Porque si nosotros caemos bajo la lógica que ellos nos imponen con su tipo de habilitación, no podremos hacer política. Y nosotros no vamos a dejar de hacer política porque ellos vean en todos los espacios culturales o políticos un negocio. Nosotros no vemos en este Festival un negocio, sino una actividad militante.
APU: ¿La legislación está pensada para el rubro comercial?
AI: Claro. De alguna manera, ellos se atajan con la cuestión de Cromañón para llevar a cabo una forma de habilitación totalmente exclusiva, que no permite a espacios culturales integrarse. Y así acaba dándose esta paradoja: en una actividad por la inclusión, ellos vienen a excluir. La legislación de la ciudad de Buenos Aires contempla, creo que con mucha responsabilidad y seriedad, la importancia de tener espacios adecuados para recibir a las personas que participan de los espacios culturales. Pero la discusión no debe ser cómo lograr la habilitación de los espacios culturales, sino cómo el macrismo va a intentar clausurarlos. Hasta ahora no se vio la más mínima voluntad de parte del gobierno de la Ciudad para alcanzar las habilitaciones. No hay ningún tipo de búsqueda, de mesa de diálogo. Ellos simplemente buscan expulsar a estos espacios a la ilegalidad para monopolizar la cultura y poder hacer de ella un negocio. Por eso digo: no caigamos en una cuestión técnica. Mirémoslo con una mirada política.
APU: ¿Qué medidas tomaron para contrarrestar esta decisión?
AI: Las medidas que nosotros tomamos son de corte político. Apenas hicimos pública la clausura, recibimos infinidad de muestras de solidaridad por parte de miembros del arco político y de otros espacios culturales. Y también encontramos que esta clausura forma parte de una premeditada y sistemática persecución del gobierno de la Ciudad hacia los centros culturales. Nosotros lo que hicimos fue reforzar la iniciativa política de establecer diálogo y colaborar con los legisladores del Frente para la Victoria (FpV) y todos los legisladores bien predispuestos que buscan impulsar la Ley de Centros Culturales, que fue presentada en la Legislatura. En ella participa Pablo Ferreyra, entre otros legisladores.
APU: Mencionabas a Pablo Ferreyra y, por esas horas justamente, se daba otro hecho que parece mostrar a la política del oficialismo contra la política como tal: legisladores que fueron baleados en Lugano. 
AI: Sí. Si querés podemos hacer un puente entre las clausuras y lo que pasó en el barrio Papa Francisco. Lo que vemos es una lógica de exclusión. En los últimos diez años, hubo fuertes avances de inclusión de una parte de la sociedad que estaba marginada y oculta, que parecía que no se quería mostrar. Desde el gobierno nacional se han hecho grandes avances para incluir y reconocer la precaria situación de una parte de la sociedad argentina.
Pero, por otra parte, parece que desde el gobierno de la Ciudad se quiere hacer una ciudad de elite, exclusiva. En el caso de lo que pasó en el barrio Papa Francisco, parece que ante una situación donde el gobierno de la Ciudad se encuentra incómodo, busca resolverla de esta manera, expulsando, en una expulsión a sangre y fuego. Nosotros, como socialistas, esperamos una respuesta más contundente y decidida por parte del gobierno nacional para proteger a estas personas, que son las más débiles, frente las decisiones violentas por parte del macrismo.

Fuente: http://www.agenciapacourondo.com.ar/oposicion-211336/14823-es-una-persecucion-premeditada-y-sistematica.html

martes, 16 de septiembre de 2014

Clausurar centros en la primavera cultural (Publicado en Miradas al Sur)


por Andrés Imperioso y Lautaro Alonso



Pocas semanas atrás, el gobierno nacional anunció la creación del Ministerio de Cultura y la designación de la cantante popular Teresa Parodi para estar al frente de la cartera. Esta decisión se añade a la lista de iniciativas como la ley de música, la protección a las revistas culturales, los puntos de cultura y, sobre todo, la ley de medios. Estas acciones, de diferente índole, se enmarcan en un determinado proyecto de cultura y sociedad. Este proyecto, que también se encuentra históricamente en el ideario socialista, se define por su carácter democratizador, popular e inclusivo.
En la otra vereda, en la ciudad, el gobierno porteño de Mauricio Macri parece también tener un proyecto de cultura y sociedad. Así, en las últimas semanas, ha tomado carácter público la sistemática persecución y clausura de centros culturales por partes de inspectores de la ciudad. El alegato que utilizan los funcionarios públicos porteños es la falta de habilitación ante un uso comercial en una actividad. Lo que esconde esto es la intención de prohibir las manifestaciones de la cultura popular sin fines lucrativos;
Un ejemplo triste de esto es la clausura sufrida una semana atrás en la histórica Casa del Pueblo. En la actualidad, la Casa del Pueblo de la calle Entre Ríos es la sede principal de la Unidad Socialista Para la Victoria, espacio político referenciado con el diputado Jorge Rivas y que forma parte del Frente para la Victoria. En este espacio, el viernes 22 de Agosto se presentaba un festival por la diversidad. De la actividad participaban diferentes expositores en una charla, y también se presentaban una obra de teatro de la cooperativa Artetrans y un documental. El lema de la actividad era, justamente, “Diversidad por la Inclusión”. Pero, con ninguna intención de inclusión, con una actitud intimidante, irrumpieron los inspectores del gobierno de la ciudad con la voluntad de clausurar a toda costa el espacio, sin miramiento con la actividad político-cultural que se estaba realizando.
Junto con la década ganada y la irrupción de la juventud discutiendo política, florecen también propuestas culturales, populares y autogestivas, como símbolo del país que estamos construyendo. El debate solapado que va emergiendo es ¿qué es la cultura?¿qué cultura queremos? La reciente clausura de centros culturales ha puesto esto de manifiesto.
Este es el debate que debemos darnos hoy de cara al futuro. Buenos Aires es una de las ciudades con mayor densidad cultural del mundo. Esto implica una incidencia increíble de este factor en la sociedad, recíproca entre cultura, sociedad y política. La oportunidad que tenemos de debatir implica también la posibilidad de pensar la sociedad que queremos.
El concepto central para observar la política cultural a nivel nacional en estos diez años es la idea de democratización. Esta idea implica no sólo la ampliación del acceso a las manifestaciones culturales, sino también la multiplicación de las voces. Democratización implica universalización de la práctica cultural. Las consecuencias de la democratización son múltiples. Una de estas, quizá la más importante, es la progresiva desmercantilización de la cultura dado que, con el fomento a los pequeños artistas y productores culturales, la lógica del negocio queda atenuada ya que no es el mercado quien regula el sector; la ley de medios y la ley de música fueron propuestas en este sentido.
En la ciudad de Buenos Aires ya están apareciendo los primeros resultados con el florecimiento de centros culturales, teatros independientes, revistas culturales y artistas agrupados por doquier. Por eso, aunque el gobierno de la ciudad no se haya enterado aún y quiera cortar todas las flores, no podrán detener la primavera cultural que emerge.

Fuente: http://www.miradasalsur.com.ar/archivo/edicion/328/politica

martes, 29 de julio de 2014

Nicolás Repetto sobre Evita

Sin interés en hacer un juicio de valor, rescato un  histórico artículo de Nicolás Repetto que escribió poco después de la muerte de Evita. Desde una posición política antagónica, pero con un claro tono emotivo, Repetto reseña la vida política de quien supo ser, hasta entonces, la mujer más influyente en la vida política del país. 

Nicolás Repetto, discípulo de Juan B. Justo, fue un histórico dirigente socialista. Ante la fractura del Partido Socialista en 1957, se encolumnó en el Partido Socialista Democrático (PSD), el ala más anti-peronista y moderada del socialismo argentino. Este dato, su radical anti-peronismo, resalta todavía más el artículo que escribió en la muerte de Evita. 

Eva Perón

García Costa, Víctor. "Nicolás Repetto: Legislador desde el socialismo". Buenos Aires. 1999. Colección Vidas, Ideas y Obras de los Legisladores Argentinos.  Página 31-33

Por su importancia incluimos este texto referido a la muerte de Eva Perón, escrito por el doctor Nicolás Repetto desde la oposición al peronismo y en momentos en que se velaban sus restos. Publicado en el periódico "Nuevas Bases" que el doctor Repetto dirigía, Nº41, año III, 5 de agosto de 1952, primera página. [Nota de Víctor García Costa]


No podríamos ignorar, amparándonos en un silencio hipócrita o cobarde, la desaparición de la esposa del Presidente de la República. Es una mujer que supo hacerse de una influencia enorme y que ha gravitado en forma demasiado sensible en la obra del general Perón para que su muerte puede ser silenciada.
La vida de la mujer hoy desaparecida constituye, a nuestro juicio, un ejemplo poco común en la historia. No son raros casos de hombres de gobierno o políticos de nota que han contado para su acción pública con la colaboración, abierta o disimulada, de sus esposas, pero en nuestro caso toda la obra del primer mandatario están tan impregnada del pensamiento y de la acción personalísima de su esposa, que resulta imposible separar netamente lo que corresponde al uno y lo que pertenece a la otra. Y lo que da carácter notable y propio al empeño de colaboración de la esposa, fue el abandono que hizo de sí misma, de su bienestar y de su salud; su decidida vocación por el esfuerzo y el peligro, y su fervor casi fanático por la causa peronista, que infundió, a veces, a sus prédicas, drámaticos acentos de lucha cruenta y de despiadado exterminio.
Iniciada apenas en la vida política e ignorando, aún el desarrollo que había alcanzar el movimiento peronista, se lanzó a la arriesgada aventura de recorrer el mundo en aeroplano para difundir la obra y, sobre todo, el nombre del esposo.
Impuesta la obra y coronada por el nuevo triunfo de la reelección, la vimos, a menos de cinco o seis semanas de su muerte, dar pruebas de resignación heroica al sufrimiento físico y al destino aciago, manteniéndose de pie en el vehículo que la transportaba durante el largo trayecto de la Avenida de Mayo. ¡Asombrosa fortaleza de espíritu y de insensibilidad física!
No es fácil separar la parte que corresponde a cada uno de los cónyuges en el esfuerzo hecho para llevar adelante el movimiento peronista. A nuestro juicio, el mayor aporte debe ser acreditado en la cuenta de la señora, que se mezcló a la masas para predicar con tesón inquebrantable las excepcionales virtudes y capacidades del general. Tomó a su cargo la organización política de las mujeres en un partido propio y supo orientar hacia las listas del peronismo a un gran número de las mismas, que se iniciaban recién en el ejercicio del sufragio. Se sabe hoy cuándo ha pesado el voto femenino  en la reelección del general Perón. Ella se hizo cargo y llevó adelante la parte no tan vulnerable de la obra del gobierno peronista, prestando trato simpático a los obreros, a los gremios, a los niñós, a las familias necesitadas o en desgracia, a los que designaba cariñosamente con el nombre genérico de descamisados. Cuando se considera el aspecto social de la política del general Perón, se advierte que la intervención de su esposa se impone como una fuerza de creación y de impulso, que encuentra pronto sus principales órganos de acción en el Ministerio de Trabajo, en la obra de Ayuda Social y en la Confederación General del Trabajo.
Si hemos de juzgar por lo que ha trascendido hasta nosotros, no fue tan grande el influjo que alcanzó la señora de Perón en la orientación económica, política, militar e internacional del gobierno. Hemos de felicitarnos por ello, porque no obstante tratarse de una mujer, su aversión se exaltaba hasta el paroxismo cuando imprecaba y amenazaba a los adversarios políticos. La pasión partidista había destruido o debilitado en ella ese fondo de dulzura y generosidad ingénitos, que crea en el espíritu de la mujer una natural inclinación a la armonía, a la indulgencia, y a la concordia entre los hombres.
Eva Perón desciende a la tumba en medio de los más grandes honores oficiales y de un generalizado sentimiento popular, sin haber alcanzado, empero, la realización de lo que proclamó tantas veces y fue, sin duda, un anhelo sincero: la pacificación de los argentinos. Nuestras cárceles rebosan de presos civiles y militares, los exiliados son legión, los funcionarios destituidos se cuentan por millares, la libertad de decir respetuosamente lo que se piensa está al arbitrio de las policías y el estado de guerra interno ha hecho del Presidente el intérprete y el aplicador exclusivo de la Constitución. Todo esto torna aún más sombrío el luto de estos días y ahonda la pena cívica que aflige a una gran parte del pueblo argentino.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Balance electoral: un espejo con el 2009

A pesar de los deseos clarinescos y de las afirmaciones periodísticas poco serias, esta elección no se ha mostrado como una debacle para el kirchnerismo. El resultado general ha sido similar a la anterior elección de medio término. El dato negativo, a diferencia del 2009, es que, en la provincia de Buenos Aires, el opositor Sergio Massa ganó con una clara ventaja -12 puntos- sobre el candidato kirchnerista Martín Insaurralde, a diferencia del 2009 donde se produjo una paridad entre De Narváez y Kirchner. Por su parte, en la ciudad de Buenos Aires, se produjo una paradoja. Por un lado, el kirchnerismo aumentó su caudal de votos con respecto al 2009 prácticamente duplicándolo. Pero, por otro, el PRO a pesar de su polémica gestión aumentó casi un 5%,


General
A diferencia de lo pregonado por diferentes medios y políticos opositores esperanzados, esta elección no supo ser una catástrofe electoral para el kirchnerismo. Más bien, el balance puede expresarse como un resultado similar al 2009. Pero, a diferencia de la anterior elección de medio término, el kirchnerismo ha evitado presentar en esta campaña un clima de referendum con respecto a su gobierno, obligando a los votantes a elegir entre “ellos o nosotros” y potenciando las consecuencias del resultado final. En este caso, en la campaña, se le restó dramatismo a los posibles resultados dejando a Massa sin los laureles de una victoria épica.

Ciudad de Buenos Aires
Las elecciones de la ciudad se han caracterizado por el repunte del PRO y por la mejora substancial del FPV en relación al año 2009. El resultado general fue el siguiente. Para senadores: PRO, 39%; UNEN, 27,69%; FPV, 23,24%. Mientras que para diputados fue: PRO, 34, 46%; UNEN, 32,23%; FPV, 21,59; FIT, 5,54%; AyL, 3,79. Por último, para legisladores: PRO, 33,59%; UNEN, 24,68%; FPV, 17,13; OCAÑA, 5,88%; FIT, 4,96%; FERREYRA, 4,23%.
Con respecto al PRO, los resultados arrojan una clara mejoría en relación a las PASO.  En senadores, Michetti ganó con comodidad en todas las comunas, mejorando en 8 puntos con respecto a Agosto. Con esta elección, se perfila así como una candidata fuerte para la jefatura de gobierno en el 2015. En diputados, aunque el resultado no haya sido tan contundente, el PRO también mejoró en casi 8 puntos. En la comuna donde mejor le fue es en comuna 2, seguido por comuna 13 y así sucesivamente bajando en relación al poder adquisitivo hasta llegar al corredor Rivadavia de clase media. Fue en este sector donde peor le fue, contando comuna 15 –una comuna de pequeña clase media. Así fue que en los barrios del sur, también ganó el macrismo; en las comunas del sur, la disputa electoral se dio con el kirchnerismo. De este modo, el electorado del PRO se compone de bloque alto-bajo
Por su parte, como era esperable, UNEN no pudo capitalizar el total de votos de su interna abierta en las PASO cuando, sumando a todas sus listas, se presentaba como un claro ganador con el 35% de los votos para diputados y un 32% para senadores. Sin embrago, parece haber logrado reunir el conjunto radical de una manera renovada y atractiva para el electorado, aunque políticamente muy endeble. Su bloque de votos se expresa como un conglomerado de sectores medios-altos. Así fue que, al igual que el PRO, fue en comuna 2 –Recolecta- donde mejor le fue. Por su parte, fue en los barrios del sur donde peores resultados sacó. Lo más significativo al observar un mapa de los resultados electorales es que su baluarte electoral, en las comunas donde ganó, al menos para diputados, fue en el cordón Rivadavia, siendo Caballito su epicentro. Es en las comunas 5, 6, 7, 10, 11 y 15 donde UNEN logró destronar al PRO para diputados.
Por su parte el FPV prácticamente duplicó sus votos con respecto al 2009, alcanzando un 22% en promedio. También, a pesar del “escándalo” Cabandié, potenciando por los medios, se mejoraron los resultados con respecto a las PASO, aumentando entre un 2 y 4 por ciento. El “escándalo” parece no haber horadado la base electoral de Cabandié porque la diferencia con respecto a Filmus y a Taiana+Ferrreyra fue menor. Si acaso el Frente para la Victoria no logró retener la victoria en comuna 8 de las PASO, esto se debió más al crecimiento exponencial del PRO que a un descenso del kirchnerismo. A su vez, el FPV logró consolidar su hegemonía en las villas de la ciudad y consagrarse en primer lugar. En cuanto a la legislatura, observando los resultados en relación con diputados y senadores, el ensayo de Alternativa Popular parece haber carcomido la base electoral de Taiana más que haber expandido el bloque de votos del kirchnerismo. Aunque no fue un resultado decepcionante, el experimento de Alternativa Popular señala que una construcción de izquierda kirchnerista no tiene automáticamente una tracción de votos pareja al FPV oficial.
A pesar de que una lectura a vuelo de pájaro afirmaría que el espectro ideológico del voto cambió con respecto a otros años, comparando se puede observar una estabilidad de los resultados en relación a los campos ideológicos de los votantes con respecto a otros años. La diferencia se encuentra en que, mientras los campos ideológicos de los votantes se mantienen firmes, los candidatos que expresan esos espectros son más volátiles. De este modo, por ejemplo, el voto clásico de izquierda ha pasado de un perfil Lozano-Proyecto Sur a la izquierda ortodoxa.

Provincia de Buenos Aires
De los resultados nacionales, en general poco sorpresivos, ha sido provincia de Buenos Aires donde más contudentemente parece haber afectado los resultados. Si se compara con el 2011, cuando Cristina alcanzó más del 56% la caída es estrepitosa, pero esto sería un error. Al ser una elección de medio término, donde el electorado cambia sus prioridades al votar con respecto a una elección ejecutiva, los resultados son similiares para el kirchnerismo al 2009. En ese año, con Néstor Kirchner de candidato más candidatos testimoniales, el FPV sacó un 32,11%, mientras que en estas elecciones, con Martín Insaurralde, un candidato con poco tiempo de exposición, se logró un 32,18%.
Por su parte, en el 2009, De Narvéz había alcanzado un 34,58% y el acuerdo cívico un 21,48%. En estas elecciones, Massa llegó a un 43,92% y Stolbizer un 11,80%. En total, sorprendentemente, este bloque opositor duro varía en un 0,4%. La diferencia se encuentra en que la mitad de los votos “radicales” se fugó al massismo. También, lo que otrora, el voto de izquierda que había capitalizado  un Sabbatella “crítico”, alrededor de un 5%, se movilizó –esta vez- al FIT.
Un dato importante, es la homogeneización del voto en la provincia. En el conurbano, el FPV solo logró ganar en cuatro distritos (La Matanza, Lomas de Zamora, Berazategui y Florencia Varela), alcanzando el primer puesto en todos los demás el massismo. Así fue, también, en el resto de la provincia: el massismo logró una clara diferencia, dejándole al kirchnerismo unos pocos distritos y a los “radicales” aún menos.
Sin embargo, los resultados para candidatos provinciales y municipales no fueron tan adversos. Sin contar senadores, donde Massa se logró imponer claramente frente al kirchnerismo, en diputados provinciales el kirchnerismo alcanzó una muy buena elección, aumentando su cantidad de diputados provinciales y manteniendo el quórum en la legislatura provincial. Mejores resultados se dieron también a nivel municipal, lo que expresa una estabilidad del kirchnerismo en estos centros de poder. También, sin ingenuidades, no sorprendería de los peronismos locales ciertas deslealtades repartiendo boletas cortadas para acolchar los resultados a diputados nacionales.
Particularmente golpeados han resultados los vecinalismos por izquierda alienados con el kirchnerismo. En Morón, la lista del Frente Renovador se impuso por más de diez puntos al sabbatelismo kirchnerista y, a diputados nacionales, Massa aventajó a Insaurralde por 14 puntos. También en Zárate, donde gobierna el vecinalismo de origen socialista, la derrota fue importante. En este municipio, Massa llegó al 46% frente a un 31% de Insaurralde. Mientras que, a nivel municipal, el Frente Renovador sacó un 35% frente a un 19% de Nuevo Zárate.

Resto del país
Los resultados generales del resto del país se mostraron favorables al kirchnerismo, revirtiendo flojos resultados de las PASO. Sin embargo, el FPV se muestra incapaz de imponerse en los principales distritos: Buenos Aires y la ciudad, Santa Fe y Córdoba. En estos distritos, con capas medias urbanas fuertes, la oposición –en sus diferentes variantes- logra imponerse.
Un dato importante es que comienza a evidenciarse mayor volatilidad del voto federal. Provincias que antiguamente poseían un voto conservador alineado al gobernador de turno mostraron temblores políticos y un voto contestario sorpresivo. Así en Salta el Partido Obrero (PO) se impuso en la ciudad capital y alcanzó el segundo lugar a nivel provincial. Las causas de la movilidad en estas provincias conservadoras están por estudiarse, pero puede encontrarse pistas en el desarrollo económico de los últimos años que repercutió en la estructura de la sociedad civil de estos territorios. Otro elemento importante es la incapacidad opositora de vertebrar una opción federal-nacional, conjugando el voto de los principales centros urbanos con el voto del resto de las provincias. Este logro único del kirchnerismo es una de las claves de su hegemonía a lo largo de diez años. Si este factor no existiría sería dudoso afirmar la posibilidad de que hoy el kirchnerismo sea la primera fuerza en la Argentina.

Por la importancia de nuestros aliados en esos distritos, es importante analizar los resultados de la ciudad de Rosario y de la provincia de Chubut. En este último, Das Neves, luego de un 2011 desastroso, dio el batacazo imponiéndose por más del doble de los votos frente a Norberto Yahuar, ministro de agricultura y pesca del kirchnerismo, con un 52% frente a un 23%. Por su parte en Rosario, el “Tigre” Cavallero logró ganar en los barrios populares, quedando a solo 6 puntos del binnerismo.